En el municipio de Sumpango, Sacatepéquez se ubica el sitio arqueológico Nimajú, el cual se encuentra en el registro de sitios prehispánicos del Instituto de Antropología e Historia de Guatemala. Debido a la proximidad del área arqueológica con la torre 15 de la línea de transmisión Las Cruces-Sololá, se llevaron a cabo excavaciones de rescate y una extensa etapa de investigación.
El sitio arqueológico se define por un solo montículo de aproximadamente 7 metros de altura. Actualmente el área es utilizada para cultivo de hortalizas y maíz.
A pesar de que la torre 15 está fuera del área del montículo, se procedió a realizar una serie de excavaciones arqueológicas para determinar que la futura construcción de la torre no se encontrara encima de evidencia prehispánica e investigar el área.
Se excavaron ocho pozos de sondeo distribuidos en todo el terreno, tres de ellos fueron realizados en el montículo con la finalidad de establecer una secuencia de construcción. La primera información obtenida fue que el área estuvo ocupada desde el periodo Preclásico Medio (800 – 350 años antes de Cristo), sin embargo, su mayor ocupación fue para el Preclásico Tardío (250 a.C. a 250 d.C.), siendo este periodo el de mayor ocupación en la región del altiplano central guatemalteco.
Se lograron rescatar fragmentos de artefactos cerámicos, lítica (principalmente obsidiana), restos óseos provenientes de un entierro secundario, el cual data entre el 350 y 100 años antes de Cristo. Ha sido interesante la recuperación de un fragmento de concha marina, la cual nos indica una red de comercio entre las costas (posiblemente del pacífico) con el altiplano central.
Uno de los hallazgos más interesantes fue la identificación de un depósito tallado en la roca natural conocido comúnmente como “botellón” debido a su forma similar al de una botella. Este depósito fue encontrado en un área periférica al montículo y posiblemente tuvo una función habitacional, en donde se guardaban algunos utensilios o bien algunos alimentos. En el interior de este depósito se recuperaron fragmentos de cerámica.
Otro de los hallazgos interesantes fue la localización de una vasija con forma de cántaro, cuyo interior estaba lleno de restos óseos humanos de adultos y niños incinerados.
Este tipo de evidencia es muy particular y refiere a eventos ceremoniales, los cuales están relacionados con el culto a los antepasados, ya que para poder realizarla fue necesario extraer los restos óseos del lugar donde fueron enterrados originalmente y posteriormente fueron quemados y guardados en el interior de la vasija. Este evento ocurrió en un momento del periodo Preclásico Tardío, entre el 250 antes de Cristo y el 250 después de Cristo.