El sitio arqueológico La Isla fue reportado a finales de la década de 1980, sin embargo, nunca había sido investigado. Durante los recorridos realizados en el área del departamento de Escuintla, específicamente en la cuenca oeste del río Achiguate, se tuvo la oportunidad de visitarlo y planificar una fase amplia de investigación.
Según los reportes anteriores, el sitio arqueológico era de dimensiones modestas. Luego de nuestras exploraciones se ha logrado definir que se trataba de una importante ciudad del periodo Postclásico. Las investigaciones revelan que las construcciones se planificaron en varios grupos de rango intermedio, algunos de posible función administrativa y otros habitacionales.
Las exploraciones definieron con claridad un área central a la cual se anexa el área residencial y habitacional. Durante nuestra fase de trabajo se identificaron alrededor de 200 montículos distribuidos en 43 grupos, sin embargo, se cree que la cantidad de montículos pudo ser mayor, pero debido a las prácticas agrícolas, las plataformas bajas han sido literalmente desmanteladas. Solo queda alguna evidencia de pequeños montículos.
Las excavaciones mostraron rasgos interesantes como el sistema constructivo, el cual consistía en la elaboración de basamentos construidos con rocas de canto rodado que estaban unidas con una gruesa capa de arcilla. Sobre ellos era aplicado un enlucido o pisos de barro quemado. Las casas eran construidas con pequeños muros de bajareque, los cuales sostenían paredes de materiales perecederos como madera y palma para los techos.
El material arqueológico reveló que el lugar tuvo una larga ocupación, iniciando durante el Preclásico Medio (800-350 años antes de Cristo) hasta el Postclásico (1100-1524 años después de Cristo), siendo este último periodo el de mayor ocupación de la ciudad.
Los trabajos arqueológicos consistieron es excavaciones de pozos de sondeo y calas de aproximación arquitectónica.